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miércoles, 24 de enero de 2007

Y después de Fidel, ¿Qué?

Por: Leonidas Wiener Ramos

Tuve la oportunidad de visitar Cuba hace dos semanas, sin embargo el objeto de este artículo no consiste en describir los días que pase allá, ni tampoco se basa en dar una apreciación sociológica de la realidad cubana. Creo que ya se ha escrito bastante en tal sentido, por lo tanto, en el presente artículo me arriesgaré a dar una opinión acerca de las perspectivas de una Cuba al futuro, de una Cuba sin Fidel.

Día a día aparece información relacionada con la salud de Fidel Castro, la cual dista de augurar una pronta recuperación del líder cubano. A diferencia de las cadenas noticiosas internacionales, la información de la prensa cubana (que dicho sea de paso representa la línea de prensa gubernamental) no duda ni un instante en señalar que Fidel regresará cuanto antes a continuar rigiendo los destinos del país. Estas contradicciones suscitadas en torno a la información sobre la salud de Fidel me llevan a sugerir que es muy probable que, en caso de que el líder cubano fallezca, los primeros en enterarse serán aquellas personas que viven fuera de Cuba.

Lo cierto es que, muera Fidel mañana o dentro de dos meses, considero insensato concebir la idea de que pueda retornar al poder. Su hermano Raúl, quién actualmente viene encargándose de la labor de gobierno en Cuba, es consciente de que el mantenimiento del sistema actual se debe en gran medida a la influencia de un líder de las características de Fidel. En tal sentido, y ante la incesante presión interna y externa por efectuar reformas estructurales que conllevarán a la desaparición de Fidel, es muy probable que las tendencias apunten hacia una mayor apertura económica, y no una apertura política, al menos en el corto plazo.

Las razones por las cuales es improbable que se pueda realizar una apertura política, o una apertura democrática, inmediatamente a la muerte de Fidel se pueden resumir en tres puntos:

En primer lugar, no es una tarea sencilla sacar del poder a una cúpula que ha estado enquistada durante más de 47 años, ni desarraigar una cultura desacostumbrada a las elecciones y a las prácticas democráticas

En segundo lugar, es muy probable que, la administración estadounidense actual redoble esfuerzos a fin de conseguir una apertura democrática lo antes posible tras la muerte de Fidel, orientado en gran medida por las demandas de los cubanos exiliados. Esta medida puede ser contraproducente, debido a que reforzaría el patriotismo ante la injerencia del imperialista invasor, y a su vez justificaría el mantenimiento de la cúpula de gobierno actual por el peligro de una eventual invasión externa. En tal sentido, es importante que el proceso de transición cubano se realice con la menor injerencia externa posible, sobretodo de los Estados Unidos. Un futuro gobierno estadounidense de orientación demócrata (el desastre del actual gobierno lo torna viable) probablemente pueda flexibilizar sus políticas con relación a Cuba, lo cual sería lo más sensato con miras a una transición pacífica. Dentro de este objetivo, los países latinoamericanos deben asumir un rol preponderante para impedir la menor injerencia externa en la transición política del país caribeño

En tercer lugar, dentro del ámbito interno, las demandas de reforma se orientan principalmente hacia una mayor apertura económica que hacia una apertura política. Por lo tanto, es probable que el gobierno que suceda a Fidel, el cual tendrá como cabeza a su hermano Raúl al menos en un corto plazo, emprenda reformas económicas al estilo de las reformas efectuadas en China por Deng Xiaoping. Por citar un ejemplo, el problema del transporte público, uno de los problemas más importantes de la sociedad cubana debido a la escasez de oferta de carros, podría solucionarse permitiendo la entrada de capitales privados que modernicen el servicio y cubran la demanda de transporte existente. El turismo es otro aspecto esencial en el cual el gobierno podría dar visos de apertura económica, por ejemplo dando en concesión la administración de los numerosos hoteles que existen en Cuba. Esta clase de medidas conseguirían al menos capear temporalmente las demandas de apertura por parte de la población, y darían señales al mundo exterior de que el cambio del sistema actual es un proceso irreversible.

Sin embargo, el proceso de apertura puede traer algunos otros problemas de los ya mencionados anteriormente. El proceso hacia el socialismo chavista que se viene llevando a cabo en Venezuela, de futuro incierto al menos, va en la dirección contraria al proceso de apertura y reforma cubano que se vislumbra por todos los analistas políticos. Así, mientras Chávez anuncia la nacionalización del gas y la telefonía, la tendencia en Cuba se dirige hacia una reducción del papel del Estado en la economía. Sabida es la amical relación que existe entre Fidel Castro y Hugo Chávez, además del apoyo económico que presta Venezuela a Cuba, al menos en aspectos tan vitales como el de la energía. En tal sentido, es incierta la actitud que adoptará Chávez ante un eventual proceso de apertura cubano, pero debido a sus últimos actos no es de esperar que sea la más positiva. En todo caso, si Estados Unidos jala a Cuba por un brazo, Venezuela estará tirando del otro brazo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una grata sorpresa poder leer un artículo escrito por tí Leo, así como a veces se siente lo que llaman "verguenza ajena", esta vez debo decir que siento "orgullo ajeno" al leerte.
Saludo tu audacia para abordar el tema Cuba y sus perpectivas post-Fidel, tema duro incluso para quienes son sentimos amigos, compañeros, del proceso cubano.
Coincido contigo en que Cuba necesita abrir un proceso de cambios, creo que en realidad lo necesita hace tiempo. El punto es, sin embargo, cambios hacia dónde? Porque cuando hablas de "una apertura política, o una apertura democrática", se puede uno preguntar, una apertura democrática estilo Estados Unidos? Japón? Perú?, Cuba debería marchar por los caminos democráticos de un país que invade países, arrasa países, para que sus gobernantes hagan los más grandes negocios de sus vidas?, Bush y su gobierno la verdad no creo que sean un paradigma de democracia para nada, sino recuerda como fue elegido, en medio de un fraude de lo más pedestre. Tampoco creo que la masacre de irakíes o afganos sea un ejemplo a seguir en aras de la democracia, como tampoco lo es su apoyo a las cúpulas israelitas que disfrazan de guerra lo que es una genocidio contra la humanidad en el caso Palestina. Todo esto con el apoyo de democracias ejemplares como Japón o Inglaterra.
Tampoco creo posible que tu modelo de democracia sea el que se desarrolla en Perú, en el que como podemos ver en estos días, el gobierno de García, pasa por encima del Congreso, nombrando como funcionario público un sujeto inhabilitado por diez años para cualquiier función pública, por su rol de peón de la dictadura Fujimori-Montesinos, y luego dice que si el Congreso lo denuncia, o censura, cierran el Congreso.
Creo que hay que considerar que son necesarios cambios democráticos profundos en Cuba, como en países como los nuestros, sí. En el caso cubano tengo la impresión que los cambios no puden llevar a los cubanos a una estructura de poder como la que tenían antes de la revolución, por el contrario hay que consolidar el proceso profundizando la democracia, una democracia que hoy tiene la asamblea del Poder Popular como instrumento, pero en la que el Partido Comunista Cubano tiene demasiado peso, sin duda. A propósito, creo un exceso decir sobre Cuba "una cultura desacostumbrada a las elecciones y a las prácticas democráticas", creo que tienen más procesos electorales que los EE.UU. y Perú juntos, y en lo que se refiere a prácticas democráticas, creo justo revisar la cantidad y la calidad de las organizaciones del pueblo cubano que participan en la gestión de la sociedad cubana.
Mi percepción Leo es que en general en países como los nuestros hay una ola enorme de descontento con la situación que se vive en términos económicos y políticos, millones de gentes hoy presionan por abrir espacios en estos dos frentes, el régimen cubano también siente esta presión. El tema es hacia donde se lleva esto, hacia el pasado democrático? o hacia una democracia de otro tipo, que sea menos farsante y más una práctica que nos humanice y nos reconcilie con lo mejor del ser humano, una democracia que rechace las guerras de rapiña, que coloque por delante de los negocios la defensa del medio ambiente, que ponga por encima de las cuentas bancarias el derecho a la belleza, que nos haga cada vez más dueños de nuestro futuro.
Bueno, perdona lo extenso del comentario, cierro insistiendo en mi alegría de poder leerte, compartir ideas, conceptos, y discrepar con amistad y cariño.