Asesoría e Investigación en Temas Jurídicos, Económicos y Sociales.

jueves, 29 de marzo de 2007

Cuidado con la modernización del Estado

Por: Gabriel González Delgado

A pesar de que en la actualidad se aprecia en el mundo una tendencia a introducir en la administración pública instrumentos de gestión propias del sector privado, han surgido una serie de problemas y situaciones nuevas y diferentes en el escenario de la gestión pública que requieren de respuestas ya no prefabricadas como la privatización, la subcontratación, la formación de agencias, la creación de mercados internos, entre otros.

Al respecto, quisiera compartir algunas reflexiones en torno a lo planteado por el profesor Les Metcalfe en su artículo denominado “La Gestión Pública: De la imitación a la innovación”[1]. Conforme se desprende de su análisis, el autor no se opone a la propuesta de nutrir a cada una de las organizaciones públicas de aquellas herramientas de gestión propias del sector privado, sin embargo, sostiene que estas organizaciones se deben a una estructura mayor y principal, en la cual los intereses individuales de cada organización deben alinearse con los intereses planteados en el gran sistema, que es el de la gestión pública, en cuyo contexto los instrumentos propios de la gestión privada se tornan en insuficientes.

En este sentido, de acuerdo a lo planteado por Metcalfe, la gestión pública implica una actividad política que no debe agotarse en la mera eficiencia, sino que debe orientarse a la reformulación de conceptos y criterios que contribuyan a la transformación de los patrones y procesos de responsabilidad pública, pues, la estructura de la administración pública se constituye por un sistema de redes de organización interdependientes y no autónomas, en la cual los administradores públicos deben, además de buscar la consecución de los objetivos propios de sus organizaciones, involucrarse en la estructura principal y contribuir con el desarrollo de estrategias comunes para elaborar y aplicar las políticas públicas, en el marco de un gran sistema, dentro del cual las organizaciones no son más que un elemento coadyuvante y funcional.

El profesor Metcalfe desarrolla su propuesta a partir de un análisis de los conceptos de “público” y “privado”, los cuales los asimila, respectivamente, a los de “macrogestión” y “microgestión”. En base a ello, plantea diferencias sobre los intereses y objetivos que impulsan el ejercicio de una y otra, así como las responsabilidades que se asumen en cada uno de dichos escenarios. Por ello, dicho autor concluye en que se ha llegado a un punto en el que se han agotado los instrumentos de gestión privada adoptados por el sector público, y dado que en este sector aún quedan muchos espacios por cubrir y muchos problemas por solucionar, se deberá sustituir “la imitación” por “la innovación”.

En mi opinión, el planteamiento propuesto por Metcalfe tiene su base en el establecimiento de una muy clara distinción entre las premisas y objetivos de la gestión pública y de la gestión privada, y es partir de ella que concluye en que no se puede desarrollar la gestión pública, exclusivamente, con herramientas propias de la gestión privada. Por el contrario, propone la búsqueda de nuevos instrumentos y de nuevas perspectivas que sean propias de una gestión desarrollada desde el ámbito público.

Coincido con el referido académico en que el Estado no puede manejarse como una empresa, debido a las distintas estructuras, a las distintas esferas, a las distintas motivaciones y a los distintos objetivos y prioridades que un Estado se plantea. No cabe duda que en el desarrollo de sus objetivos, el sector público, actuando desconcentradamente a través de diversos organismos, muchas veces se desenvuelve como una empresa para poder maximizar los beneficios de cada uno de estos organismos. Sin embargo, ello es simplemente un medio para dotar de energía a cada uno de los “brazos” de la gestión pública, pero en la ejecución de los proyectos de macrogestión para la consecución de los objetivos sociales, se deben estructurar propuestas más elaboradas e innovadoras que la eficiencia, base del crecimiento empresarial.

Es evidente pues que el Estado no solamente persigue la eficiencia económica en la asignación de los recursos en la sociedad, sino que debe plantear propuestas orientadas al desarrollo de la sociedad en sus distintas esferas (educación, salud, empleo, servicios), pero de manera coordinada, de tal forma que se enfoquen estas distintas esferas como elementos de una compleja y gran estructura en la cual el desarrollo de cada uno de los ámbitos referidos generen impacto en el desarrollo de los otros ámbitos. Por ejemplo, para desarrollar la gestión pública no solo basta aplicar nociones de eficiencia al sector educación, al sector economía, al sector salud, tratando cada uno de estos sectores como unidades aisladas; por el contrario, es necesario desarrollar estrategias en la cual se establezcan como premisas la relación que tendrá el incremento de la ecuación, en la economía del país, o como redunda la salud en la educación.

La gestión pública tiene una estructura mucho más compleja de lo que podría tener una empresa, y tiene particularidades propias de su naturaleza que requieren de propuestas estructuradas para sus fines públicos y no solo orientadas a la eficiencia económica. En este sentido, Jorge Barenstein[2], al realizar un análisis de la burocracia estatal, propone plantear el problema de la burocracia, entendida como un asunto social y político, vinculado directamente al desarrollo del sistema, y a la evolución social.

En el camino hacia la “modernización” del Estado, no debería perderse de vista su razón de ser y su esencia para que no se actúe con el afán de reducirlo y sustituirlo indiscriminadamente por un aparato privado insuficiente para cumplir los objetivos sociales. Apuesto por modernizar el Estado, y en ese intento, reducir su amplio espectro de actuaciones, pero hacerlo con “arte”, con habilidad política, y sin perder de vista que el Estado es muchísimo mas que una empresa.

[1] En: ¿De burócratas a gerentes? Las ciencias de la gestión aplicadas a la administración del Estado. Editor: Carlos Losada i Marrodán. Banco Interamericano de Desarrollo. Washington, D.C., 1999

[2] BARENSTEIN, Jorge. El análisis de la burocracia estatal desde la perspectiva weberiana. Los administradores en el sector público mexicano. México : CIDE, 1981 (Capítulo 3)

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